Un día cuando tenía 20 años fui a una fiesta de la Universidad, en la que estaban todos mis compañeros de clase y la cual estaba disfrutando.
De repente de la nada, empecé a escuchar como alguien pronunciaba mi nombre, era como si de adentro de mi cabeza saliera ésa voz, no hice caso. Pero cada vez era más insistente hasta que me gritó y me ordenó que saliera de la fiesta y me fuera a mi casa.
Pensé que era efecto del alcohol que había tomado, pero hice caso y me fuí a mi casa.
Al día siguiente me enteré que minutos después que salí de la fiesta, a causa de un corto circuito se empezó a incendiar el lugar donde había sido la fiesta.
Aunque no hubo muertos si varios intoxicados por el humo.
Debo agradecer a mi Angel Guardián el haberme salvado ése día.
Alejandro Vázquez,
CDMX
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